
Cuando hablamos de que las medidas de conciliación de la vida personal, laboral y familiar mejoran la satisfacción de las y los trabajadores y por tanto, la motivación, el clima laboral, la productividad, etcétera, etcétera… queremos decir que pueden contribuir a lograr esos objetivos SI ESTÁN BIEN HECHAS. Bien diseñadas y bien implantadas.
Así que se nos ha ocurrido elaborar un decálogo para los responsables de recursos humanos, gerentes o directivos (y directivas) que quieran evitar tropiezos. Aquí lo tenéis:
1) Escucha antes de ponerte creativo/a: vuelvo a la teoría de la participación que citaba en esta entrada. No sirve de nada (y hasta puede ser contraproducente) anunciar a bombo y platillo un catálogo de medidas de conciliación que nadie necesita. Si la mayoría de tus empleados superan los 45 años, ¿para que quieren cheques-guardería? A lo mejor necesitan apoyo para atender a sus padres, que se están haciendo mayores. Si alguien está buscando canguro para su hijo facilítale la herramienta para encontrarlo, pero no le ofrezcas vales descuento para la ópera. Resumiendo, pregunta SIEMPRE para saber qué es lo que realmente está reclamando la plantilla. Otra cosa es lo que estés dispuesto a ofrecer.
2) No pierdas de vista la corresponsabilidad: no es tan difícil. Se trata de dejar claro que las medidas de conciliación no son sólo para las trabajadoras, como todavía piensan muchos. Plantéate ofrecer una formación básica en igualdad de oportunidades para abrir mentalidades. Evita el paternalismo, que además suele desprender un tufillo a machismo.

Fotografía ganadora de la primera edición del concurso “ES POSIBLE LA RE-CONCILIACIÓN”, organizado por la Asociación Empresa Mujer. Autor: Pablo Fernández Tejón
3) No olvides que el trabajo y la vida privada no son compartimentos estancos. Si das facilidades para que las y los empleados se organicen la vida, en todas sus parcelas, te sorprenderás de tus resultados. No tiene sentido prohibir llamadas personales (si alguien se ha dejado en casa a su hijo enfermo y no puede hablar con él va a ser difícil que pueda concentrarse en otra cosa) o el acceso a redes sociales en los despachos. Si el personal se siente cómodo en su trabajo, también se sentirá más comprometido con él y utilizará estos medios que pueden parecerte una distracción a favor de la empresa (comentarios positivos, contactos profesionales…). E igual que no van a dejar de pensar en su familia o en sus planes de vacaciones mientras están trabajando, también se les ocurrirán ideas para aportar al negocio cuando estén paseando por el parque.
4) Adapta las medidas a las características de la empresa y de su entorno. Puedes inspirarte en las buenas prácticas de otras empresas, pero evita el copiar y pegar. Los catálogos de compensaciones de las multinacionales no encajarán en una imprenta de Albacete con 10 trabajadores. ¿Para qué queréis tickets-restaurante si estáis ubicados en una ciudad pequeña y todo el mundo prefiere ir a casa a comer e incluso echarse una siestecita?
5) Calcula hasta dónde puedes llegar. ¿Estás seguro o segura de que vas a poder mantener determinado beneficio social en los próximos ejercicios? Si te arrepientes, la vuelta atrás será difícil. En estos tiempos más que nunca, apuesta por soluciones imaginativas y de bajo coste.
6) Sé transparente y evita la discrecionalidad. No se trata de cultivar el espíritu reglamentista, pero sí de dejar claro el alcance de las posibilidades de ordenación del tiempo, las compensaciones, etc, que se hayan determinado, para evitar malentendidos. Tampoco es buna idea que las medidas elegidas sean un premio para algunos sí y para otros no, aunque cada trabajo tenga sus características propias (no es igual una oficina que una fábrica trabajando a tres turnos a la hora de implantar la flexibilidad horaria).
7) Comunica internamente: Vale, muy bien, el catálogo de medidas de conciliación ha quedado precioso. Qué bien luce con esa maquetación y esos clip-arts de colores. Pero, ¿seguro que se han enterado sus destinatarios? Elige bien los canales de comunicación para que la información llegue a todos y a todas (¿te has planteado que a lo mejor quienes limpian la oficina no tienen acceso a la intranet?)
8) Comunica externamente: apuntala tu reputación de cara a tu clientela, tus proveedores, las administraciones públicas… Aprovecha para que tus potenciales empleados sepan que tu empresa es un buen lugar para trabajar. Si hay talentos ahí fuera, no está de más qué sepan lo que ofreces.
9) Da ejemplo: si te empeñas en quedarte a trabajar hasta las 9 de la noche por sistema, al resto les cohibirá levantarse de su sitio a las 6, por mucho que sepan que pueden hacerlo. A no ser que les digas ¡hasta mañana! con una sonrisa mientras salen por la puerta, claro.
10) Evalúa: ¿se están cumpliendo tus expectativas, los efectos de las medidas adoptadas son neutros o directamente la has fastidiado? Observa y de nuevo, pregunta.
¿Se nos ha quedado algo en el tintero? ¿Qué añadirías tú? Cuéntanos tu experiencia
3 Comentarios
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Un excelente decálogo que no debiera ser necesario. Ojalá las empresas ya entendiesen la necesidad de conciliar vida laboral y profesional, existiesen opciones generalizadas en cuanto a flexibilidad de horario, teletrabajo etcétera.
Ojalá primara la eficacia, eficiencia y calidad del trabajo sobre esta costumbre nuestra de horarios dilatados innecesariamente en muchas ocasiones.
Evidentemente, la responsabilidad de los trabajadores juega un importante papel en este terreno.
Aportaciones como las vuestras son las que hacen que este escenario laboral esté cada vez un poco más cerca.
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Voy con retraso con las lecturas, pero ha sido una delicia encontrarme esta entrada. Me parece un decálogo muy sensato y con fondo. Voy a twitearlo ahora mismo, aunque sea con retraso ;). Enhorabuena!
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Muchas gracias a los dos por comentar y difundir nuestro decálogo y perdonad por el retraso en contestaros.
Que los comentarios de un blog incluyan palabras como «excelente» y «delicia» es un acontecimiento. Que los halagos provengan de personas con tanto criterio como vosotros es todavía mejor.