Las mujeres protagonizan muchos avances globales para lograr un mundo más justo pero también más sostenible. Microcréditos que hacen posible proyectos en igualdad, soberanía alimentaria para todos y todas, además de avances que harán posible resistir a los cambios climáticos. Todos los frentes impulsados por mujeres protagonistas este 8M.
‘Igualdad de género hoy para un mañana sostenible’
Naciones Unidas ha elegido como lema de la celebración de este año del Día Internacional de las Mujeres ‘Igualdad de género hoy para un mañana sostenible’. Un compromiso por el medioambiente, por los proyectos sociales y el avance de la sociedad que tiene como protagonistas a las mujeres. Mujeres que este 8 de marzo salen a las calles en numerosas ciudades para mostrar su presencia. Una reivindicación hecha en las huelgas feministas de ser imprescindibles para la vida y que día a día hacen avanzar al mundo.
Por eso, la ONU cree que es buen momento para reconocer la contribución de las mujeres y las niñas de todo el mundo, que están liderando los esfuerzos de respuesta, mitigación y adaptación al cambio climático para construir un futuro más sostenible para todas las personas. “Cada vez es más evidente que las mujeres son más vulnerables al impacto del cambio climático que los hombres, ya que constituyen la mayoría de la población pobre del mundo y son más dependientes de los recursos naturales que están bajo la amenaza del cambio climático”, explican desde Naciones Unidas.
Precarizadas pero impulsoras de cambios
A pesar de ser en un porcentaje alto la población más empobrecida, las mujeres también son motor de cambio. Ellas, niñas y mujeres, lideran las iniciativas para lograr la mitigación y la adaptación climática. Se implican en iniciativas sostenibles en todo el mundo y su participación y liderazgo genera una acción por el clima más eficaz. Así, la ONU concluye que “sin igualdad de género hoy, el futuro sostenible e igualitario seguirá estando fuera de nuestro alcance”.
Frente al ‘todo vale’ de las economías más depredadoras y al beneficio como única forma de éxito, hay otras formas. Frente a un modelo de desarrollo que se asocia a la concentración de la riqueza, al deterioro ambiental, a la crisis climática y de los cuidados, ¿qué hacen las mujeres? Buscar proyectos que beneficien al mayor número de personas, tener en cuenta criterios como el impacto ambiental e interesarse por sistemas que piensen en colectivo.
Microcréditos y proyectos sociales sostenibles
«El emprendimiento es una de las mejores opciones profesionales para las personas que buscan una salida a la precariedad laboral, un factor que afecta especialmente a las mujeres», asegura el presidente de MicroBank, Antonio Vila, y parece que es lo que piensan muchas españolas. De hecho, el 59% de las personas emprendedoras que abren un nuevo negocio con un microcrédito en España son mujeres, muchas en situación de desempleo. Por edades, el 44%, está en la franja de edad comprendida entre los 36 y los 49 años, una proporción muy similar a la detectada en los casos de los hombres.
Una situación extrapolable al resto del mundo, donde otras situaciones culturales dejan aún con menos opciones a las mujeres. Por eso, que existan proyectos o entidades de crédito que sean especialmente sensibles con el género hace pensar en un mundo con menos precariedad femenina y más sostenible. Por ejemplo, Financiera Confianza atiende a más de 112,000 mujeres emprendedoras. Una de cada dos de ellas es madre soltera, una de cada cuatro vive en zona rural y el 26% del total, después de dos años de financiación, sale de la condición de pobreza.
Soberanía alimentaria y resiliencia al cambio climático
Lo que hacen con esos créditos tiene mucho que ver con la sostenibilidad, ya que además de tener un valor social, dan empleo a otras mujeres. Desde el Banco mundial se destaca que “las mujeres son la columna vertebral de la economía rural, especialmente en los países en desarrollo, ya que ellas representan casi la mitad de los agricultores del mundo, y en las últimas décadas han ampliado su participación en la agricultura”. El número de hogares dirigidos por mujeres también ha aumentado a medida que más hombres han emigrado a las ciudades. Como cuidadoras principales de sus familias y comunidades, las mujeres son responsables de proveer alimentos y nutrición. Una vinculación directa entre explotaciones agrícolas y los comedores de los hogares.
También son las defensoras que ponen el cuerpo a la hora de reivindicar la soberanía alimentaria. Como Vandana Shiva, activista defensora del derecho a la alimentación, de la agroecología, teórica del eco-feminismo, con más de 20 premios internacionales y asesora de numerosos gobiernos, incluido el del presidente española, José Luis Rodríguez Zapatero. Ella defiende que los pequeños agricultores, principalmente mujeres, son quienes alimentan el mundo. Son los productores del 70% de los alimentos para consumo humano. Rescatar semillas ancestrales, reducir la dependencia de productos químicos o evitar la desertificación son algunas metas de estos productores y productoras.
Inventos y tecnología para mejorar la vida de la sociedad
Otro de los grandes campos en los que las mujeres son protagonistas del cambio son las ingenierías y la tecnología. Son muchos los expertos/as que aseguran que la visión de las carreras STEAM -matemáticas, ciencia, ingeniería y tecnología- cambia en las niñas al explicarles los efectos positivos que pueden tener en la sociedad. Por eso, es fácil encontrar una mayoría de mujeres en carreras como la biotecnología, pero no en otras. La ONU va más allá y considera que la inclusión de las mujeres podría dar como resultado una influencia positiva y la diversificación de oferta en el mercado laboral, así como la reducción de la brecha salarial calculada en 16% a nivel mundial.
Uno de los sectores donde más falta presencia de mujeres es en la ingeniería. A pesar de ser una minoría aún, muchas mujeres están implicadas en el desarrollo de soluciones inteligentes. Todas ellas basadas en la tecnología que nos permitiría a toda la humanidad mejorar nuestras vidas. Un ejemplo, fue una ingeniera, Stephanie Kwolek, quien descubrió la fibra a prueba de balas Kevlar, que ahora protege a todos los ejércitos del mundo. Y también fue una ingeniera, Josephine Cochrane, quien se fijó en las dificultades de las mujeres en los hogares y de personal precario en los restaurantes e inventó el lavavajillas.
Laura L. Ruiz, periodista experta en igualdad