El absentismo y el presentismo laboral son dos fenómenos muy afectados con la crisis. Uno ha aumentado y el otro se ha reducido. ¿Adivináis cuál ha aumentado y cuál ha disminuido?
Mientras que el absentismo se ha reducido de manera drástica, el presentismo laboral se ha disparado.
Como sabemos, el absentismo laboral es la ausencia o la falta de asistencia del trabajador o trabajadora a su puesto de trabajo. Las causas que provocan que una persona no se presente en su empleo, pueden girar en torno a la enfermedad y el cuidado de hijos/as y otras personas a cargo. La tensión de este momento y el miedo a perder nuestro puesto de trabajo, hacen que aunque el trabajador esté enfermo, siga acudiendo a trabajar, aunque las horas que pase allí no sean las más productivas. Aunque en esa circunstancia determinada, la mejor opción es acudir al médico y quedarse en casa descansando, el trabajador o trabajadora acude a su trabajo por miedo a perder el empleo, días de sueldo o días de vacaciones.
El presentismo laboral es el fenómeno que se ha disparado. El presentismo laboral es la presencia de los trabajadores en su puesto de trabajo, más allá del horario pactado con la empresa. Se alarga la jornada laboral, algunas veces sin que esas horas sean realmente productivas. Según los estudios, hay dos caminos que llevan a dicho presentismo laboral.
Por un lado, empleados que «pierden el tiempo» a lo largo de la jornada laboral y a última hora ven las tareas no están realizadas, y deben quedarse más tiempo para llevarlas a cabo, fuera de su horario. Este malgasto del tiempo se invierte en navegar por Internet, realizar gestiones personales, charlar con el resto de compañeros y buscar un nuevo empleo.
Por otro lado, la crisis también es culpable de alguno de los casos de presentismo laboral. Los trabajadores tienen miedo de perder su empleo. Por ello, pasan más tiempo en sus puestos de trabajo aunque no estén realizando ninguna actividad productiva, o aceptan tareas que no les corresponden o un volumen mucho mayor de trabajo sin protestar.
Tanto el absentismo como el presentismo laboral no son dos actitudes sanas, ni para el empleado ni para el empleador. Quizás una de las peores consecuencias de la crisis sea el miedo al que pasará y la incertidumbre.
¿Habéis notado cambios en el absentismo y el presentismo en vuestro entorno laboral? ¿Nos contáis vuestra experiencia?