El acoso escolar también tiene género

El acoso escolar también tiene género
15 marzo 2021 Laura L. Ruiz

El bullying o acoso escolar también tiene que ver con los estereotipos, la desigualdad y el machismo que se ejerce en el resto de los ámbitos de la sociedad. 

Bullying, violencia transversal 

Son muchos los casos que se conocen de acoso escolar o bullying, donde chicos o chicas son violentados y agredidos usando los peores prejuicios de la sociedad. Desde meterse con su aspecto físico, su orientación sexual, su origen, cualquier cosa que les diferencie del resto o de su género. El bullying, como otras violencias, también es machista y para prevenirlo también hay que ponerse las llamadas ‘gafas violetas’

Aunque se trata de un fenómeno que recientemente se ha empezado a estudiar y a nombrar, es algo muy antiguo. Acoso verbal, físico, emocional, social, o con las nuevas tecnologías, el ciberbullying. Muchas formas y dimensiones que salpican a su vez a muchos colectivos. Pero, como todas las violencias, se ceba con los más vulnerables. Por eso son muchas las dinámicas de sensibilización que se fijan en el racismo, la homofobia, la xenofobia, la aporofobia, la transfobia, la gitanofobia, la disfobia, etc. Y rara vez hablamos del sexismo. 

Acoso escolar sexista o sexual

El acoso escolar se caracteriza por elegir una víctima debido a una singularidad, particularidad o diferencia, y meterse con ella. En estos casos las chicas son el objetivo y las armas, el machismo. Se las critica por ser activas sexualmente (puta), por no serlo (estrecha), por no tener el canon de belleza (fea), por tenerlo (creída), por tener arrojo (marimandona), por ser poco femenina (marimacho), por hacer ‘cosas de niñas’ como algo con poco valor…También la presión por tener experiencias sexuales, con tener novio, con ser ‘enrollada’ cuando se llega a secundaria. Unas expectativas y unos estereotipos de género que vienen de lejos, empezando por la educación en primaria, y que es diariamente reforzado por el resto de la sociedad. 

Por eso, desde diversos foros se reclama tener esta perspectiva de género que no está dentro de las clasificaciones oficiales y que se sabe que parte de la misma raíz que el acoso homofóbico. Los estereotipos detrás de ellos para meterse con el niño que a ojos de las mentes estrechas no se comporta como un ‘machito’. O contra la niña, heterosexual o no, que se atreva a decir que quiere ser algo que no encaja en los cánones. O que vista diferente, o que juegue a algo diferente, o que se comporte como no se espera de ella. 

Violencia directa e indirecta, las diferencias

Según la Fundación Mujeres y su Observatorio de la Violencia, “las chicas suelen recibir acoso indirecto (incluido el relacional o psicológico) mientras que los chicos reciben más acoso directo o físico”. Este hecho, apuntan, hace que el acoso escolar entre chicas sea menos visible, por lo que en muchas ocasiones pasa desapercibido.

Uno de los aspectos que no hay que olvidar del acoso escolar es las consecuencias que tiene. A corto plazo, puede crear ansiedad, somatización y menor rendimiento. A largo plazo puede derivar en complicaciones como trastornos psicoemocionales, distorsiones de los esquemas cognitivos, ideación suicida, o alteración de las relaciones personales. Y el acoso está detrás en muchas ocasiones del abandono escolar. 

La convivencia, una cuestión de todas y todos

En el caso del acoso, son los adolescentes quienes sufren más visiblemente sus consecuencias más graves. Tanto si son las víctimas directas o se encuentran en la encrucijada de la presión de grupo. Agachar la cabeza suele ser la primera reacción de muchos, porque saben que levantar la voz les pondrá en el foco. Pero, a su vez, también perpetúa esa violencia.

Por parte del profesorado también tienen la dificultad de no poder detectar en un primer momento esta situación de acoso. Ya sea porque se ha trasladado del mundo presencial al virtual o por el hermetismo de los jóvenes. Lo mismo pasa con las madres y padres. En otros casos, como muchos que se han visto a posterior, no se ha sabido interceder ante ellos. 

Protocolos ante el acoso

Es frecuente que una víctima de bullying, al igual que de la violencia machista en pareja, rara vez pueda pedir ayuda. Puede pasar resguardada en la supuesta normalidad de las acciones (‘chiquilladas’) en que se dan supuestamente entre iguales o en que los adultos que lo ven no le dan la importancia que tiene.

Por eso es necesario adelantarse al problema realizando actividades de prevención y protocolos para saber cómo reaccionar en el caso de que ocurra. Estos deben partir de los centros educativos, involucrando a profesorado, alumnado, familias y el resto de la comunidad educativa, sobre todo en secundaria. Y no solo eso, si no que el refuerzo institucional tiene que garantizar que haya una sensibilización suficiente para cortar la situación de violencia. Una vez que haya acontecido, la justicia también tiene que actuar para que las situaciones de acoso escolar (más de mil denuncias cada año, según los datos de Educación) dejen de existir. 

> Teléfono contra el acoso: puedes llamar al 900 018 018

o en el chat ANAR si tienes una discapacidad<<

 


Laura L. Ruiz, periodista experta en igualdad

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