‘Brogrammer’ o cómo el machismo no quiere programadoras

‘Brogrammer’ o cómo el machismo no quiere programadoras
20 marzo 2023 Laura L. Ruiz

Las barreras puestas a las mujeres en el mundo tecnológico no es nada nuevo. Y esto lo que hace es expulsar a las mujeres de Silicon Valley y de las grandes tecnológicas. Hablamos del ‘brogrammer’.

Exclusión de las mujeres en la tecnología

No es una novedad que los puestos mejor calificados, de poder o punteros se reserven tradicionalmente a los hombres. Y lo mismo ha pasado con el sector tecnológico, donde pese a haber cada vez más mujeres, siguen siendo minoría. ¿Por qué ocurre esto? Entre otras causas, se trata de una cultura de la exclusión. Similar a la que existen en otros sectores

De hecho, el termino brogrammer viene de ahí: junta ‘bro’, que refiere a hermandades, con ‘grammers’, al ocurrir entre programadores. Apareció hace casi una década el término entre algunos de los jóvenes que estaban ocupando las oficinas de Facebook, Google y otras compañías de cables, satélites y algoritmos. Hoy en día, cada vez son más los que se dan cuenta de la exclusión. Por eso hablamos del ‘brogrammer’ o cómo el machismo no quiere mujeres programadoras.

Algoritmos, acoso y falta de representación

Algo que repercute mucho más allá de las mujeres expulsadas del sector. Afecta a los productos que los programadores hacen, a la inteligencia artificial, a algoritmos como los que filtran candidatas y candidatos a puestos de trabajo. Desde nombrar en femenino cargos supuestamente menos cualificados (modista en contraposición con modisto) hasta considerar que algunos puestos solo pueden ser ocupados por hombres (porque es lo que hasta ahora ha pasado).  

También el ‘doxing’, el acoso tecnológico que permiten ciertos sistemas. Al no estar las mujeres en su creación, se ‘olvidan’ de incluir sistemas de seguridad que eviten el acoso. Muchas internautas, tuiteras o incluso jugadoras de videojuegos online, esconden su identidad para no sufrir este tipo de acoso. El Observatorio de la Violencia de la Fundación Mujeres ya incluye el doxing como una forma más de violencia machista. 

La cultura de la hermandad

Identificar los problemas es tan necesario como el origen. En el caso del ‘brogrammer’ se achaca al deseo de responsables de empresas, CTO o CEOS, de estar más interesados en formar una ‘hermandad’ o ‘club’ de amigos, que a resaltar el talento. Esto hace que el poder y las decisiones queden en manos de unos pocos. Lo que viene siendo el ‘brogrammer’ o cómo el machismo no quiere programadoras.

“Yo, sin querer, construí una cultura brogrammer. Ahora la estoy deshaciendo”, asegura el CEO de una plataforma de vídeo. Cada vez más, se hace más visible y es aceptado que es un problema en la industria. Ya ha dicho la Unesco que “si el hombre continúa dominando este espacio -continúa el informe-, la disparidad solo sirve para perpetuar y exacerbar la desigualdad de género, ya que la discriminación no reconocida se replica en los algoritmos y en la inteligencia artificial”. 

Masculinización de los espacios

Esta exclusión no solo es una sensación. Son datos concretos de la Unesco. El informe resultante, presentado en noviembre de 2022, volvió a constatar la brecha de género: en España solo el 1,7% de las mujeres ocupadas se dedican a la tecnología digital frente al 6,19% de los hombres. ¿Cuántas de estas mujeres abandonaron por el camino? ¿Cuántas mujeres abandonaron después de su primera experiencia laboral? ¿Cuántas desistieron de su idea de estudiar tecnología?

Así también existe que esta desvinculación de las mujeres con la tecnología se aplique en su vida diaria. La brecha de género en el uso y el edadismo son otra de las consecuencias del ‘brogrammer’. La ‘silver economy’ o economía plateada incluye todas aquellas actividades económicas, productos y servicios destinados a satisfacer las necesidades de los mayores de 50 años. Parece que los ‘brogrammers’ tampoco lo tienen en cuenta. 

Más presencia femenina en las STEAM

La propia Unesco advierte que la presencia de niñas y mujeres en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) a nivel internacional solo es del 35 % y de esas únicamente el 3 % se matriculan en tecnologías de la información y la comunicación (TIC). En el ámbito de la programación, las mujeres solamente representan el 11% de las personas que programan código fuente (escribir software) y el 12% de quienes participan en el desarrollo de innovaciones ligadas a la inteligencia artificial y el Machine Learning con capacidad de decisión de alto nivel, según el Instituto de las Mujeres.

Esto pasa por fomentar el interés y los referentes en el mundo de la tecnología. El fin principal es fomentar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, mediante dinámicas orientadas a la educación en valores de igualdad, consiguiendo un avance educativo en la coeducación de alumnos y alumnas en el mismo espacio educativo que conduzca a la construcción de la igualdad y el respeto mutuo, ayudando a superar prejuicios.

Diversidad, equipo ganador

Mirando en positivo, cada vez hay más presencia femenina, las compañías entienden las ventajas de la diversidad en sus puestos de responsabilidad y cada vez son más las mujeres que estudian las carreras STEM. En concreto, según la propia Unesco de nuevo, el estado actual es que el 28 % del personal científico a nivel global son mujeres, así como el 30% de la plantilla del sector de las tecnologías de la información y la comunicación en Europa. Una tendencia que parece estar incrementándose.

Compañías como Google, Microsoft, Hispasat, Amazon, Indra, eBay o los todo poderosos de las redes sociales como Linkedin, Facebook o Twitter cuentan con mujeres como CEO, presidentas o encargadas de áreas geográficas importantes. No solo porque apuesten por el talento femenino, si no porque está demostrado que a cuanta mayor diversidad en sus puestos especialistas, mayor resiliencia a los cambios del mercado. El fin de los ‘brogrammers’ y del machismo en el sector tecnológico.

 


Laura L. Ruiz, periodista especializada en igualdad

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