Repetidamente personas particulares, asociaciones de mujeres y otras entidades —también desde Concilia2— se viene reclamando, de forma reiterada, la necesidad de alcanzar una conciliación REAL YA de la vida personal, laboral y familiar. En estos días ha cobrado el tema especial relevancia por dos razones: el cambio horario y la campaña «Yo no renuncio» del Club de las Malasmadres.
Efectivamente se necesita una estrategia transversal impulsada desde los poderes públicos de conciliación de la vida personal, familiar y laboral. Dicha estrategia debería sostenerse —para empezar a progresar— sobre cuatro pilares: la racionalización de los horarios; la creación de servicios para la atención de los menores, las personas mayores y otras personas dependientes; la revalorización de las tareas de cuidado y, por supuesto, el impulso de la corresponsabilidad.
Campaña «Yo no renuncio» del Club de las Malasmadres
1. Racionalización de horarios: jornada continua, horarios flexibles, teletrabajo, desterrar la cultura del presentismo, etc.
2. Servicios para el cuidado de las personas que abarquen diversidad de franjas horarias, cercanos a el domicilio o a los centros de trabajo y a precios asumibles.
3. Revalorización de las tareas de cuidado. Los trabajos productivos tienen un valor infinitamente superior a los trabajos reproductivos. Se puede contar con orgullo «soy CEO» pero no «me plancho la camisa». Los valores de la sociedad deben de cambiar y comenzar a valorar el tiempo dedicado a los demás —y a uno/a mismo/a— como importante e indispensable.
4. Corresponsabilidad. Es decir, que los hombres asuman las responsabilidades que les tocan. Y este mensaje no se dirige sólo a aquellos que tiene hijos e hijas. El concepto de corresponsabilidad es más amplio. Todas las personas —¡de ésto no hay quién se escape!— necesitamos satisfacer las necesidades básicas: comer, dormir, vestir, aseo personal y afectos. Cubrir estas necesidades requiere el desarrollo de una amplia gama de tareas: comprar alimentos, organizar menús y cocinar, comprar ropa y calzado, limpiar (la vajilla, el baño o los suelos), secar y planchar la ropa, hacer la cama, limpiar los cristales, cuidar las relaciones con amigos y familiares (fechas de cumpleaños, comprar regalos y felicitaciones; organizar cenas y cocinar; hacer visitas al hospital, etc.) … y sólo hay dos soluciones; hacerlo nosotros mismos o «delegar» en otra persona, que generalmente será una mujer (familiar o servicio doméstico).
La igualdad de oportunidades para mujeres y hombres no será real mientras no exista una conciliación ejercida por todos y por todas. No se trata de facilitar la conciliación a las mujeres, sino a los hombres y a las mujeres. Una «conciliación para mujeres» se convierte en un bucle sin salida de discriminación y de desigualdad. Implicar a las mujeres es una vía de acción válida, pero no puede ser la única. Por eso, impedir acceder a un permiso de paternidad de cuatro semanas a los padres o invitar a las mujeres a firmar contratos a tiempo parcial para conciliar parece que no es el camino más recto hacia la meta.
PD: No te olvides de firmar la campaña «Yo no renuncio» del Club de las Malasmadres. Ya sabes, «la unión hace la fuerza«. Hasta pronto …
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1 Comentario
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No es un tema fácil. me gustaría daros a conocer mi blog en el que he tratado de acercarme al tema.
enhorabuena por vuestro blog.
Gabriela