La trata de personas comprende un delito con muchas caras: tanto por tipo de explotación como de perfiles de las víctimas. Mientras que se calcula que dos tercios de las personas explotadas son mujeres con fines sexuales, también hay que destacar la explotación del trabajo doméstico o el llamado trabajo forzoso.
Extorsión y amenazas para controlar a las víctimas
Dos terceras partes de las víctimas de la trata de personas de todo el mundo son mujeres, según el Informe Mundial de la ONU. Por este motivo y por el tipo de delito que se comete contra ellas, todos los años en este 30 de julio se centran en este perfil del Día Mundial contra la Trata de Personas. Sin embargo, esto no significa que toda la trata sea de mujeres con fines de explotación sexual. Otros fines, como el de trabajo forzado o el trabajo doméstico supone cada vez un porcentaje más alto y tanto las autoridades como la ciudadanía deben estar alertas.
Los mecanismos de engaño o extorsión con el que las mafias controlan a las víctimas de trata son cada vez mayores. Se aprovechan de las necesidades de muchas personas en países del tercer mundo o lugares sin oportunidades para embaucarlas y explotarlas. Las mujeres, sobre todo las que son explotadas con fines sexuales en la prostitución, suelen tener un perfil de personas jóvenes que son engañadas con falsas promesas de empleo y después violadas, drogadas, encerradas, golpeadas o amenazadas con actos de violencia. También muchas veces les imponen deudas imposibles de cumplir, extorsionadas con su familia o chantajeadas por su falta de documentación o situación irregular.
Los hombres, otro perfil de trata
De la misma manera, los hombres, aunque en un número considerablemente menor, también son víctimas de trata. En este caso, el principal fin es el del trabajo forzado. Mendicidad forzosa, explotación sexual y reclutamiento forzoso, como ocurre en el caso de los niños soldados, son otras motivaciones de este delito.
Los fines de la trata, explotación sexual y trabajo forzoso
La explotación con fines sexuales sigue siendo mayoritaria, pero cada vez más aumentan otros fines. Se calcula que, de todos los casos de trata registrados a nivel mundial en 2006, el 79% correspondió a esa modalidad, en tanto que, al parecer, el 21% restante de las víctimas fue objeto de trata con fines de trabajo forzoso u otras formas de explotación. Unos datos, advierten los expertos, que pueden no ser reales, ya que la impunidad hace que muchos casos sean invisibles. Sobre todo, en el caso de los trabajos forzados, en la industria y en los hogares privados.
Por eso, reportes como el de la ONU en 2018, permite ver la evolución. El organismo internacional cifró en 50.000 las víctimas de trata de personas en los 148 países en los que se denunció casos. De estos, el 50% fueron con fines de explotación sexual y el 38% destinadas a trabajos forzosos. Las mujeres son el 46% de las víctimas y las niñas el 19% del total. En cuanto a los menores, se calcula que son un tercio de todas las víctimas de trata de personas, un dato que la ONU calcula que se ha triplicado en los últimos tiempos.
El servicio doméstico, en el punto de mira
Las relaciones laborales privadas y la excepcionalidad del régimen de las empleadas del hogar permite atropellos de derechos en este ámbito. Uno de ellos, señalan las ONG, es el de la trata de personas. Según el estudio ‘De puertas para adentro’, cerca de 13.000 niños, niñas y adolescentes, de entre 6 y 17 años, realizan trabajo doméstico en Perú. Este trabajo, tradicionalmente subvalorado e insuficientemente regulado, es realizado casi exclusivamente por mujeres en el rango de adultos (95,8%), que suelen tener entre 30 y 44 años (32.6%) y 14 y 24 años (23.6%). En promedio, sus remuneraciones siguen siendo inferiores a los mínimos por ley y muchas de ellas se encuentran en situación de semi esclavitud.
No se trata de una situación en la que España sea ajena. De hecho, según la Oficina sobre Droga y Delito de la ONU, España figura entre los 20 países de destino de víctimas de trata de personas. Es común encontrar cada vez más operaciones policiales contra las mafias de trata de personas que cuentan con el trabajo doméstico como fin. Es el caso de la reciente detención en Barcelona, donde engañaban, extorsionaban y explotaban en el trabajo doméstico a mujeres de origen colombiano.
El covid y qué podemos hacer como sociedad
En pandemia, ya se advirtió de que las víctimas de trata eran uno de los colectivos que más peligro asumía. Por un lado, por la propia exposición al virus. Por otro, por el aumento de su aislamiento e invisibilización. Mientras que los clubs estaban cerrados, la prostitución no paraba. Se trasladaba a casas particulares donde las mujeres se encuentran en una situación de indefensión ante la opacidad de lo que ocurre dentro. Además, al seguir siendo explotadas sexualmente, tienen más probabilidades de ser contagiadas y a convertirse en “material desechable”, tal y como señalaban desde Apramp.
Con el objetivo de que toda la sociedad estemos vigilantes para denunciar y socorrer a las víctimas son muchas las acciones que se proponen. Tanto en este día mundial cómo a lo largo de todo el año. Iniciativas como las que apelan a los consumidores de estas explotaciones -tanto en la prostitución como en el trabajo doméstico- como las que lo hacen con quienes pueden encontrarse en el camino. Como la tripulación de cabina de los vuelos. A ellos va destina una formación de la ONU, porque detectar a las víctimas antes de llegar a ser explotadas es la mejor manera de actuar.
Laura L. Ruiz, periodista experta en igualdad