Con el retorno de los talibanes, las afganas temen retroceder lo alcanzado los últimos 20 años. Pese a esos avances, las niñas y mujeres de Afganistán carecían de derechos básicos como el divorcio o la protección frente a la violencia machista.
El peor país para nacer niña
Las mujeres afganas han pasado a estar en todas las portadas por el avance talibán. Su invasión en Kabul ha hecho que se recuerde lo que supuso para las niñas y las mujeres la época anterior. De 1996 a 2001, el mundo vio cómo los derechos de las mujeres retrocedían incluso un siglo, cuando ni su derecho a la vida estaba en pie. Tratadas casi como objetos o propiedades, hizo que las mujeres tuvieran muchas esperanzas cuando el Gobierno legítimo afgano volvió al poder.
Por desgracia, cuando el presidente Karzai estrenó su mandato en 2002 anunció un ‘código de conducta’ muy similar en el ámbito público a la ley islamista. De esta manera, se establecía que las mujeres no debían viajar sin un tutor masculino, no debían mezclarse con hombres extraños en lugares como escuelas, mercados y oficinas e incluso no deberían aparecer en la partida de nacimiento de sus propios hijos. Pese a las denuncias de las propias afganas y de las ONG internacionales, se tardó incluso décadas de echar atrás estas leyes.
Constitución pero nada en la práctica
El año 2004 supuso un hito en el país. La nueva Constitución otorgaba por primera vez los mismos derechos a mujeres que a hombres. Aunque con ‘peros’. Mientras que, por ejemplo, se reservaba el 27% de los 250 escaños en la cámara baja para las mujeres, se multiplicaban los obstáculos para tener representación pública. De hecho, la participación se limitaba a cargos locales o regionales y solo en áreas como la educación o temas sociales. La mujer que llegaba al Gobierno central u otras materias era intimidada, acosada o callada. Rara vez se investigaban los ataques que sufrían mientras trabajaban en puestos gubernamentales, de manera que los responsables seguían quedando impunes.
Lo mismo que la esfera privada. La violencia machista, los matrimonios de conveniencia e incluso los forzados empeoran notablemente la vida de las afganas. Aunque en 2009 se aprobó una ley que condena la violencia machista, Naciones Unidas advirtió de un repunte del 20% en casos de malos tratos. La justificación se encontraba en otra ley, donde limitaba y disculpaba a los miembros de la familia a denunciar esta violencia. Por ello y por más, el Georgetown Institute for Women, Peace and Security incluye a Afganistán entre los países más inseguros para las mujeres en su análisis anual. Incluso hasta el pasado año.
Pocos avances y en peligro
En estos 20 años de gobierno estable aupado por EEUU, las mujeres han logrado volver a las escuelas, tener sanidad, cierta autonomía y hacer activismo. Avances que hacían recordar los años 60 y 70 del país, donde se alcanzaron hitos como el sufragio universal o la igualdad de derechos jurídicos. Hasta este mes, las cotas de escolarización eran altas, con 3,3 millones de niñas, en un país donde solo el 30% de las mujeres sabe leer y escribir. Lo mismo con la sanidad, donde alrededor del 87% de la población pudo acceder a centros médicos situados a una distancia máxima de dos horas. Debido a que las mujeres siguen siendo altamente alentadas a consultar a una doctora cuando van al hospital, casi el 50% de todos los afganos en la profesión médica son mujeres.
Sin embargo la verdadera igualdad no se encontraba en el país antes del golpe de Estado de los talibanes. Mientras que el hombre puede divorciarse si lo pide, esto no ocurre con las mujeres. Su capacidad de pedir la custodia de los hijos es nula. La brecha salarial en sectores como el campo es del 80% y se seguía impidiendo su presencia en determinados puestos del Ejército o políticos. Si bien es legal que los ciudadanos varones se casen con extranjeras no musulmanas, es ilegal que las ciudadanas lo hagan.
Las 29 prohibiciones de los talibanes
Pese a que los primeros días, los talibanes prometían ciertos derechos a las mujeres, su promesa duró horas. Los pocos medios que logran informar, ya cuentan cómo se ha despedido a las mujeres presentadoras de televisión, como el burka ha vuelto a las calles y cómo se borra la presencia de las mujeres de escaparates o anuncios. Una falsa moderación sobre su postura con las mujeres que se ajusta a la Sharia, pero que va mucho más allá.
Empezando con la vulneración de su derecho a la vida, el más básico de los derechos fundamentales. Si la comunidad internacional no lo evita, las mujeres afganas podrán ser torturadas, lapidadas hasta morir o azotadas. ¿Sus delitos? Adulterio, usar cosméticos o cocinar mal. Esto es una violación clara del artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Sin trabajo, sin educación, sin voz
Otras de las 29 prohibiciones que los talibanes impondrán, como ya hicieron en 1996, serían en lo referente a la formación y la vida pública. Las mujeres no podrán trabajar fuera del hogar, cuando salgan de casas deberán ser acompañadas de un hombre (el ‘mahram’) y no podrán comerciar con ningún hombre. De hecho, las mujeres no podrán reírse en alto. De hecho, nadie que no sea su mahram deberá escuchar la voz de una mujer. Esto vulnera desde el artículo 1 al 23 de la Declaración de Derechos Humanos.
El borrado de las mujeres será literal. La palabra ‘mujer’ dejará de usarse por otros eufemismos. Por ejemplo, Casa de la mujer pasará a denominarse Casa de la primavera. Su presencia en medios de comunicación estará prohibida, en radio, prensa y televisión. La libertad de expresión, apuntada en el artículo 19 de la Carta Universal de Derechos, será suprimida. En cuanto a la educación, se prevé que en lugar de prohibir el acceso a la escuela a las niñas, estas se conviertan en centros religiosos. No podrán acceder a la formación profesional ni universitaria.
These brave women took to the streets in Kabul to protest against Taliban. They simplify asking for their rights, the right to work, the right for education and the right to political participation.The right to live in a safe society. I hope more women and men join them. pic.twitter.com/pK7OnF2wm2
— Masih Alinejad 🏳️ (@AlinejadMasih) August 17, 2021
Tuteladas con un futuro oscuro
Derechos como el de reunión, asociación o libre tránsito ya han sido cancelados. Desde acosar a las mujeres que actualmente se atreven a seguir en sus puestos de trabajo, hasta la persecución de las feministas afganas. Los talibanes harán que las mujeres pasen a estar tuteladas, como sujetos de derecho de un rango inferior, por hombres. Solo tener un familiar masculino comprometido con la igualdad hará que las mujeres puedan ser ‘alguien’ aún en el país.
Por estos y otros muchos motivos, las mujeres afganas han pedido ayuda internacional. O bien para apoyar a la resistencia que se está gestando en el este del país, o bien para evacuar a las principales líderes feministas. Muchas de ellas, con otros colectivos como los artistas o las personas homosexuales, pasaron inmediatamente a buscar ayuda. Ya sea en el aeropuerto de Kabul o permaneciendo en embajadas extranjeras para salvar su vida.
Laura L. Ruiz, periodista experta en igualdad