El tránsito de 2017 a 2018 estuvo marcado por dos hechos muy distintos, pero de impacto en materia de igualdad. El hallazgo del cuerpo de Diana Quer el 31 de diciembre, fue el primero. Un día después, el 1 de enero, entraba en vigor en Islandia una ley pionera para dinamitar la brecha salarial. Son los dos acontecimientos del cambio de año que marcarán la agenda por la igualdad. Por su trasfondo y alcance, lo harán al menos durante 2018, un año con más retos por delante.
Diana Quer y la igualdad para las victimas de violencia
El año pasado se cerró con el hallazgo de los restos de Diana Quer. Días antes, las Fuerzas de Seguridad detuvieron al presunto autor de su muerte, José Enrique Abuín, alias ‘El Chile’. Su arresto se produjo, precisamente, después de que tratara de secuestrar a otra mujer.
Abierto desde agosto de 2016, cuando se perdió el rastro de la joven, este caso impacta más allá del hecho concreto. Esto es así porque este crimen ha reavivado una polémica de alcance.
¿Por qué se discrimina a las víctimas en función de su relación con el agresor? Porque la normativa española actual solo reconoce como víctimas de violencia machista a aquellas que la sufren a manos de sus parejas o exparejas. El resto, como Diana Quer y tantas otras, no han tenido la misma consideración, porque sus homicidas no entraban en esas categorías.
Sin embargo, el Convenio de Estambul sobre la lucha contra la violencia contra la mujer establece unos criterios distintos. Y parece que España también lo va hacer. En esa línea se ha pronunciado el Consejo General del Poder Judicial. Este va a contabilizar en su estadística de víctimas a las mujeres que, como la joven, sean asesinadas por razón de género sin importar su relación con el criminal. En esa línea avanza el Pacto de Estado contra la Violencia de Género que se aprobó en septiembre. Se espera que las medidas que incluye empiecen a activarse en 2018.
Islandia y Alemania por la igualdad retributiva
Entre el 8 de noviembre y el 31 de diciembre, las mujeres españolas trabajaron gratis. No es literal, pero sí el equivalente a la diferencia de salarios en función de género. Según Eurostat, la brecha salarial en España fue en 2016 del 14’9%. Sin embargo, los sindicatos o el Foro Económico Mundial elevan ese porcentaje.
En todo caso, la paridad en materia de salarios es un asunto pendiente en buena parte del mundo. Por ello 2018 ha arrancado con pasos importantes en Islandia y Alemania. En el primero, una ley en vigor desde el 1 de enero avanza para poner fin a la brecha salarial. De hecho, si se cumplen sus dictados, así será. Entre las claves de la norma, la exigencia de un certificado de igualdad retributiva para aquellas empresas que superen los 25 empleados. La obligación de informar sobre los sueldos, además de sanciones para aquellas firmas que diferencien en este terreno son otros fuertes de la norma.
Al poco de que esta ley echar a rodar, entraba en vigor otra, pero en Alemania, con el mismo propósito. Más contenida que la islandesa, la normativa alemana instaura la transparencia salarial en el país. En él, las mujeres que trabajen en empresas de más de doscientos empleados podrán en adelante solicitar información sobre los salarios de sus compañeros.
En España, desde el Gobierno se ha apuntado en esa línea. Auditorías para las empresas de más tamaño y obligaciones semejantes a las activadas en Alemania son algunas propuestas lanzadas. Habrá que esperar a ver si se materializan y fijar la atención en el Congreso de los Diputados. En él está pendiente de tramitación una Ley para la igualdad en materia retributiva propuesta por Unidos Podemos.
Reparto de tareas y otros retos en igualdad
Sobre estos asuntos de tanto calado se pondrá el foco a lo largo del año. No obstante, la lucha por la igualdad de géneros se extenderá a más campos. Articular vías que pongan coto a otras formas de violencia contra la mujer , como el acoso laboral, es uno de ellos. Pero hay más. Acabar con las diferencias para el acceso al empleo por parte de la mujer, o lograr un reparto equitativo de las cargas familiares son otros desafíos pendientes sobre los que tocará seguir incidiendo para revertir la desigualdad.