El lenguaje, un factor clave de la cultura empresarial

El lenguaje, un factor clave de la cultura empresarial
24 septiembre 2019 Concilia2

La brecha de género en las empresas empieza en el lenguaje. Así lo demuestra un reciente informe de Linkedin. Este, ha detectado que la elección de las palabras determina la forma en la que mujeres y hombres solicitan un empleo. Así, el 44% de las mujeres dudarían si postularse a un empleo en cuya descripción incluyeran palabras como “agresivo” o “exigente”. En los hombres la cifra cae un 33%.

Además, el informe asegura que las mujeres solo solicitan un empleo cuando saben que cumplen prácticamente todos los requisitos. Los hombres se postulan aunque solo cumplan uno o dos.

Sin embargo, no es la primera vez que se evidencia la importancia del lenguaje en las empresas. Son múltiples los estudios que apuntan que publicitar puestos en masculino supone que menos mujeres se presenten como candidatas. De ese modo, ofertas de trabajo como “se busca cocinero” o “se necesita diplomado en derecho” hace que pocas mujeres con capacidad para ocupar ese puesto, se postulen a él. El lenguaje no las nombran y ellas no se dan por aludidas.

mujeres

Todo ello a pesar de que la Orden de 22 de marzo de 1995 (BOE 28/3/95) del Ministerio de Educación y Ciencia insta a reflejar en los títulos académicos oficiales el sexo de quienes los obtienen. Lo mismo ocurre con el Real Decreto 1993/2007, del 29 de octubre (BOE de 30 de octubre 2007) por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales de Grado, Máster y Doctorado impartidos por universidades españolas, conduciendo a la obtención del título oficial de graduado o graduada, máster universitario y doctor o doctora.

Así, en las ofertas de empleo es necesario hacer explícitos ambos sexos como posibles personas destinatarias de la información. Por lo tanto, se redactarán de tal manera que tanto unas como otros se encuentren reflejados sin ambigüedad, lo que permitirá que ellas se vean también reconocidas.

El uso sexista del lenguaje

Pensar y no ponerle palabras a ese pensamiento es imposible. Las palabras son importantes. Explican, interpretan y crean realidades. En nuestro idioma, la lengua es rica y posee multitud de mecanismos, pero el uso que se hace del mismo es sexista, tanto en las palabras que se usan como en los verbos que se escogen para contar una historia. Por ende, el lenguaje sexista es el uso discriminatorio del lenguaje por razón de sexo. De ese modo, invisibiliza a las mujeres (a través del masculino genérico, la palabra hombre como sinónimo de Humanidad y el salto semántico) y las considera inferiores (por duales aparentes, determinadas definiciones, frases hechas, asimetrías en los tratamientos, etcétera).

lenguaje

Es necesario, por lo tanto, cambiarlo para visibilizar a las mujeres, dejando de hacer del masculino un uso de valor genérico y nombrando a las mujeres sin caer en el sexismo. Para ello existen algunas técnicas como utilizar sustantivos colectivos: alumnado, profesorado, ciudadanía… También se puede usar el nombre del cargo: alcaldía, vicerrectorado…feminizar las profesiones, evitar usos sexistas de la palabra, e incluso haciendo uso del desdoblamiento si fuera necesario.

El Consejo de Europa recomienda revisar el uso sexista del lenguaje

Precisamente, en marzo de este año, 47 países integrantes del Consejo de Europa compartieron por primera vez una definición internacional de sexismo: “cualquier acto, gesto, representación visual, manifestación oral o escrita, practica o comportamiento basado en la idea de que una persona o grupo de personas es inferior a otro por razón de sexo”. En el informe, de 17 páginas, aconseja, entre otras ideas, revisar el lenguaje, especialmente en las leyes, en los reglamentos y en las políticas para detectar el uso sexista del lenguaje.

consejo de Europa

No es la primera vez que lo recomienda. En 2007, con fecha 21 de noviembre, el Consejo de Europa sentenció que el sexismo en el lenguaje es un obstáculo para la igualdad que niega y oculta a la mitad de la humanidad, las mujeres. Además, proponía tres medidas para su aplicación desde los estados miembros:

  • Incorporar iniciativas para el uso de un lenguaje no sexista que tengan en cuenta la presencia y la situación de las mujeres en la sociedad
  • Promover, en textos jurídicos, educativos y de la administración pública, el uso del principio de igualdad
  • Fomentar la utilización de un lenguaje libre de sexismo en los medios de comunicación

¿Qué dicen las leyes al respecto?

La Ley Orgánica 3/2003, de 22 de marzo, para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, recoge en su artículo 14.11: “la implantación de un lenguaje no sexista en el ámbito administrativo y su fomento en la totalidad de las relaciones sociales, culturales y artísticas”. Lo que implica un mandato legal. Dicho de otro modo, es fundamental tener en cuenta un aspecto clave para el ámbito laboral, el cumplimiento de la ley. Desde las empresas es imprescindible que la emisión de cualquier tipo de mensaje relacionado con este ámbito contribuya a eliminar la ambigüedad y recoja explícitamente a ambos sexos como personas destinatarias de la acción.

Otras voces a favor del lenguaje inclusivo

trabajadoresMuchos organismos administrativos y legislativos, como la UNESCO, el Parlamento Europeo y el Parlamento Español, entre otros, recomiendan la eliminación del lenguaje sexista. Así, en el Informe sobre el lenguaje no sexista en el Parlamento Europeo, del 13 de febrero de 2008, se dice que “la utilización de un lenguaje no sexista es más que un asunto de corrección política. El lenguaje influye poderosamente en las actitudes, el comportamiento y las percepciones. El Parlamento Europeo, como institución, apoya plenamente el principio de igualdad de género y el lenguaje que utiliza debe reflejar este hecho”. El lenguaje no sexista, por tanto, no es corrección política ya que esta significa ocultar recurriendo a eufemismos aquello que ofende. Por el contrario, el lenguaje no sexista lo que pretende es visibilizar a las mujeres en el lenguaje.

Los beneficios son claros: reconocen la contribución de ambos sexos; animan a la participación de las y los trabajadores y determinan quiénes están sujetos a normas y protocolos. Junto al lenguaje no sexista expreso ha de cuidarse especialmente el lenguaje de las imágenes utilizadas en las empresas.


Jéssica Murillo, experta en igualdad e intervención en violencia de género

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