Género y Salud. Otra desigualdad.

Género y Salud. Otra desigualdad.
13 mayo 2013 Concilia2

Uno de los síntomas más conocidos por la mayoría de la población del Infarto Agudo de Miocardio, es el dolor en el pecho que parece que abarque el brazo izquierdo. Otros síntomas, mucho menos conocidos, son el dolor en el pecho que irradia hasta la mandíbula y un fuerte malestar digestivo. La diferencia entre unos síntomas y otros es que el primero, el dolor del brazo izquierdo, es muy común en hombres que presentan esta dolencia, y por tanto más conocido. En cambio, los otros síntomas son comunes en mujeres,y no llegan a ser tan conocidos y reconocidos por la población. Incluso, en muchos casos, no se relacionan con un Infarto Agudo de Miocardio por la mujer que lo esta padeciendo. Esto provoca un retraso en el diagnóstico que, sin duda, aumenta la mortalidad y las consecuencias.

Este es un pequeño ejemplo de las consecuencias del androcentrismo en el campo sanitario. El androcentrismo significa concebir la salud en masculino. Es decir, se adopta un punto de vista masculino en el estudio y el análisis de dolencias, enfermedades crónicas, incidencias y recaídas, fármacos, eficacia de las terapias, etc. Por tanto, de dichos estudios se extraen conclusiones sesgadas ya que no se han introducido los parámetros corporales, mentales y sociales de las mujeres.

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Las mujeres y los hombres no somos iguales en términos de salud. Según la Organización Mundial de la Salud, existen diferencias que hacen que no debamos ser contemplados por igual. Por ejemplo, las mujeres son más susceptibles de padecer depresión y ansiedad. Los ataques cardíacos, que se suelen atribuir a los hombres, también tienen numerosos casos en mujeres pero suelen permanecer si diagnosticar. También existen diferencias en los efectos de antihístaminicos y antibióticos.

La salud entre hombres y mujeres es diferente y desigual. Diferente, ya que existen factores biológicos que nos diferencian y desigual, por la aparición de factores relacionados con el género que afectan de manera injusta la salud femenina.

Es necesario un abordaje transversal, es decir, incorporar la perspectiva de género. Abordar los problemas de salud desde el punto de vista biológico y social tanto de los hombres como de las mujeres, incluyendo parámetros o indicadores como son los factores sociales asociados al género. Roles familiares, obligaciones, patrones de socialización, tipos de ocupación.

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