Hildegarda de Bingen, una monja pionera en la liberación sexual femenina

Hildegarda de Bingen, una monja pionera en la liberación sexual femenina
9 diciembre 2021 Laura L. Ruiz

Hablar de sexo y Edad Media no suele ser habitual. Más si viene de una religiosa. Pero la influencia que alcanzó Hildegarda de Bingen hace que podamos hablar de una de las expresiones más prematuras del feminismo

Hildegarda, una monja pionera en la liberación sexual de las mujeres‘La sibila del Rin’

El siglo XII no destaca precisamente por sus ideas progresistas o por el avance social. La Edad Media fue un periodo de conservadurismo, de privilegios para unos y miseria para otros. Es el caso de la mujer. Tanto en las clases pudientes como en las clases más bajas, las mujeres tenían funciones muy concretas, muchas veces relacionadas con el estatus de los varones. Ser madres, esposas, unir señores de la guerra con los matrimonios o el duro trabajo del campo, entre otros. 

También había mujeres religiosas. Mujeres que entraban en el convento para salir de esa rueda de posesión o instrumentalización masculina. Mujeres que sentían la llamada de Dios, pero otras muchas que se convertían en monjas para no acabar casadas, abusadas o violadas. También para poder estudiar y ser alguien. Como le pasó a Hildegarda de Bingen, también conocida como ‘la sibila del Rin’. 

Visiones, estrategia e inteligencia

La décima hija de una familia noble germana, no pudo elegir. Sus padres, antes de nacer ella, ya decidieron que tomaría los hábitos. Con este futuro decidido, la niña estudió latín, teología y cantos gregorianos hasta que finalmente ingresó en el convento de Disibodenberg. Su salud entonces ya no era buena: dolores de cabeza, desvanecimientos, debilidad. Algo que más adelante se vio como un designio del ‘Señor’. 

En concreto se interpretaron que Hildegarda tenía visiones. Un hecho que podría acabar con ella muy malparada, que en esos momentos se interpretaba como poseída por el demonio. Pero más aún si las visiones las tenía una mujer. Por eso, Hildegarda desde muy pequeña desarrolló el arte de saber qué decir, qué callar y una inteligencia para sobrevivir. Y mucho más. 

Las mujeres también sienten placer

Al haber sido orientada desde tan pequeña a la religión, Hildegarda no tenía ningún tipo de acercamiento con el sexo. Pese a ello, fue la primera persona que abogó por la liberación sexual femenina. Apoyada en investigaciones científicas y médicas, fue la primera en declarar que las mujeres sienten placer con las relaciones sexuales al igual que los hombres. De hecho demostró que el orgasmo femenino existía. 

Una revelación que podría haberla destruido, pero que ella defendió cuando el terreno estaba acondicionado para ello. Empezó por el ‘Génesis’ y su visión de la mujer. La monja defendió que acarrear la culpa a Eva de que Adán mordiera la manzana era erróneo. Defendió que, con el diablo mediante, este “sopló en el fruto envenenándolo de tentación; y como el ser humano que era no pudo abstenerse”. 

Una mujer de gran influencia en el siglo XII

Con los dos libros en los que defendió y restauró a la mujer – ‘Cause et cure’ y ‘Physica’, Hildegarda se hizo un hueco entre los estudiosos de la época. Más aún cuando su obra ‘Scivias’ fue apoyada hasta por el Papa Eugenio III. Carrera intelectual que comenzó muy tarde, cuando tenía 40 años. Algo muy raro, ya que la esperanza de vida del momento era muy baja y la monja vivió hasta los 81 años. 

“Era muy conservadora y una gran aliada de la iglesia, lo que ocurre es que hoy sí sería feminista”, explica Anne Lise-Marstrand Jorgensen autora de la biografía de Hidelgarda. “Yo necesito a Hildegarda. Necesitamos saber que ha habido mujeres en tiempos medievales que tuvieron una vida como la de ella, que hizo tantas cosas y que hoy son referentes. Es reconfortante saber que había mujeres así en esa época”. 

Una mujer con un poder inusitado

Lo que más sorprende a los historiadores, es su extensa obra y el poder que tuvo. Fue un fenómeno irrepetible, ya que además de los estudios de sexología, dar sentidos a sus visiones, investigó mucho más. Filosofía, música y hasta agricultura. Algo sorprendente, ya que en esa época una mujer que se atreviera a poner en duda los hechos más asentados hubiera acabado en la hoguera

Esta gran visionaria del protofeminismo fue médica, poeta, sexóloga, compositora, consejera política y un gran ser humano que antepuso la justicia frente a su propia vida.

 


Laura L. Ruiz, periodista experta en igualdad

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