Los tribunales y juzgados son fundamentales para lograr la igualdad real en la sociedad. Sin embargo, se denuncia brecha salarial, techos de cristal y poca equidad en sus órganos y administración. Con esto nos preguntamos: ¿hay igualdad real en Justicia?
Muchas juezas, pero pocas en el poder
Pese a que desde hace años son muchas las mujeres que alcanzan la carrera judicial, sigue habiendo un déficit en los puestos de responsabilidad. El 63% de los nuevos jueces nombrados en 2019 eran mujeres. Esto constata una tendencia que desde 1998 se viene produciendo, donde justo la mitad de la nueva generación de jueces y fiscales fueron mujeres. El pico más alto se vivió en 2011 donde el 74% de los nuevos nombramientos fueron mujeres.
Una situación que en la última década ha cambiado el panorama de los estrados, llegando a compensar la falta de mujeres que había en los 70. Hoy, el 53,9% de las personas que constituyen la carrera judicial son mujeres, sin embargo este porcentaje cae mucho en los puestos de responsabilidad.
Desigualdad en el máximo órgano
Empezamos por el máximo órgano de decisión judicial: el Consejo General del Poder Judicial. El CGPJ, cuyo mandato expiró en diciembre de 2018, continúa con la composición que se le dio en 2013. Esta es 61 hombres frente a 14 mujeres. La representación de ellas apenas alcanza el 18% y cuentan con la barrera invisible de que nunca una mujer haya sido ni presidenta ni vicepresidenta del alto tribunal.
Además, de los nombramientos que el CGPJ ha hecho en estos 12 meses, se extrae la conclusión de que la igualdad no mejora. De los 41 cargos asignados, solo 10 son mujeres.
Tribunales con falta de equidad
Si seguimos la jerarquía judicial, la cosa no mejora. En el Tribunal Supremo se mantiene el bloqueo por debajo del 20% de representatividad: está formado por 65 hombres y solo 14 mujeres. Y, de nuevo, ninguna mujer ha logrado presidir una sala. En los tribunales autonómicos, las mujeres representan el 40% de los magistrados que lo componen aunque solo dos de ellas han logrado presidir un tribunal (el de la Comunidad Valenciana y el de Extremadura, recientemente).
Si seguimos bajando, comprobamos que los porcentajes van cambiando aunque ninguno representa la presencia real de las mujeres en la Justicia. Solo el 38% de los magistrados que hay en la Audiencia Nacional son mujeres. Apenas un 16% de las presidencias de las Audiencias Provinciales están en manos de mujeres y solo el 18% de las salas de los Tribunales Superiores son presididos por mujeres.
En un lugar tan emblemático y necesario para considerarse parte de la sociedad como lo es el Tribunal Constitucional, solo dos de sus doce miembros son mujeres.
Falta de conciliación y de acceso
Parece que en los últimos 15 años se ha vivido un frenazo en la meta de llegar a la igualdad real en Justicia. Si en ese momento las mujeres ya eran la mitad de los que componían la carrera judicial, llegar a puestos de responsabilidad o mantenerse ha sido lo difícil. En parte, señalan las asociaciones de jueces, por la falta de conciliación. Como ocurre en otros sectores, la conciliación siempre es un problema.
Según el CGPJ, el 98% de las excedencias solicitadas para el cuidado de familiares en 2017 han sido de mujeres. Esto las sitúa en una posición desigual en la competición por los altos cargos frente a sus compañeros.
Brecha salarial, también en la base
A estos datos se suma que el resto de personas que componen la Administración de Justicia tampoco goza de una igualdad efectiva. Desde el sindicato UGT se denuncia que existe una brecha salarial entre lo que se cobra discriminando por provincias y por servicio, afectando fundamentalmente a los cargos más bajos que son ocupados mayormente por mujeres. En concreto, en Justicia, dónde está el 10% de las funcionarias, mientras solo el 2% de los hombres.
Con esos datos, concluyen que la brecha salarial de género en toda la Administración se eleva a un 14%, motivada por las retribuciones variables. Horas extras, servicios complementarios y toda clase de pluses a los que les cuesta más a la mujeres llegar. Pero también hay que sumar la desproporción y desigualdad que existe a la hora de alcanzar puestos más estables, turnos completos, excedencias y en alcanzar puestos de responsabilidad.
El reto: la igualdad para defender el Estado de Derecho
Pensando en estos problemas, se celebró recientemente la tercera edición del evento ‘Women Business & Justice European Forum’. En él juristas y abogadas destacaron la necesidad de ensanchar los espacios de igualdad para que ésta llegue a todas las esferas, para permitir el avance de la sociedad y que la doble visión sobre los asuntos más importantes permita una verdadera defensa del Estado de Derecho.
La magistrada y ministra de Defensa, Margarita Robles, y la presidenta del Senado además de jueza, Pilar LLop, coincidieron con la decana del Colegio de Abogados de Barcelona, Mª Eugènia Gay, en asegurar que “el empoderamiento de la mujer va más allá de una cuestión de género, pues la igualdad forma parte ineludible de la justicia y resulta esencial para la realización de los derechos humanos”.
De nuevo, los referentes son necesarios
La baja presencia de mujeres en puestos de responsabilidad se ha apuntando como una de las causas de la brecha salarial que existe entre mujeres y hombres. Pero también se ha incidido en la necesidad de un cambio cultural, que empiece por la educación en igualdad en todos los hogares para permitir que las mujeres tomen consciencia de que tienen los mismos derechos que los hombres y que pueden alcanzar todos las metas que se propongan.
Como colofón al evento, se ha insistido en la necesidad de referentes y se ha rendido homenaje a Ruth Bader Ginsburg. La abogada recientemente fallecida fue honrada no solo por haber llegado a ser jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos, si no por su defensa férrea por la igualdad legal de género.
Laura L. Ruiz, periodista experta en igualdad