Un reciente estudio de datos europeos, asegura que la brecha salarial en España se ha reducido a la mitad en la última década. Aun así, las mujeres cobran de media un 9’4% menos que los hombres por el mismo trabajo de salario bruto. Por eso decimos que la igualdad salarial avanza, pero no lo suficiente.
Una media que no refleja igualdad
Los avances están para celebrarlos, pero sin dejar de mirar el umbral. Este no es otro que la igualdad real entre hombres y mujeres. Y aunque parece que la igualdad salarial avanza, no lo hace lo suficiente. Así lo dicen los datos del último informe de Eurostat, el barómetro de la Unión Europea en igualdad y otros aspectos. Los datos recogidos de los estados miembros desvelan que España es el octavo país de la UE en igualdad salarial. Por encima destaca Luxemburgo, que según los datos, solo tiene un 0’7% de brecha salarial en salario por hora.
Este porcentaje, que se ha reducido considerablemente entre 2011 y 2020 en todos los países, destaca especialmente en España. Si hace más de una década la diferencia entre el salario bruto medio era de 16,8%, hoy día es de un 9’4%. La media europea se sitúa en el 13%. Una brecha salarial que ha descendido considerablemente, pero que no termina de cerrarse para las mujeres españolas y europeas.
La transparencia salarial
Los datos sitúan a la media española en mejor lugar que otros países como Alemania (17,3%), Francia (15,3%) y Países Bajos (13,1%). Incluso por delante de otros referentes en políticas de género como Dinamarca (13,4%) o Suecia (10,5%) pero por detrás de otros como Polonia o Rumanía. Estas diferencias en salario bruto se explican, entre otros factores, en el análisis de los sectores, de la edad de los y las trabajadoras, en las diferencias entre sector privado o público, etc. Además de la falta de datos segregados en algunos países.
Por ejemplo, la diferencia entre el sector privado y público en España situaría la brecha en el sector público en el 8’2% mientras que en el privado se dispara al 13’9%. Desde Eurostat, explican que estas diferencias pueden deberse a que, en la mayoría de los países, la remuneración en el sector público está determinada por escalas salariales transparentes que se aplican por igual a hombres y mujeres. Esto hace que la brecha de género se dispare, por ejemplo: en Chipre pasa de un -0’3% de diferencia salarial entre hombres y mujeres en el sector público al 18’9% en el privado.
El sector también importa en la brecha salarial
Una de las conclusiones más claras a las que ha llegado la entidad de análisis Funcas con estos datos es que la brecha salarial no se distribuye igual entre los diferentes trabajos. Los datos de la OCDE, advierten, reflejan una diferencia de 20 puntos en igualdad salarial entre trabajadores/as a tiempo completo y por cuenta ajena comparados con personas autónomas. En este ámbito, la brecha salarial se triplica ampliamente.
En España, concretamente, la brecha salarial se hace más visible en sectores feminizados como la sanidad o los servicios sociales. Mientras que los hombres tenían salarios anuales medios de 36.248,27 euros, según el INE, las mujeres no llegaban a los 26.000 euros. También aparecen en otras actividades profesionales, técnicas o científicas (20,5% de brecha salarial), en transportes, hostelería y restauración.
Brecha negativa en construcción
Sin entrar a valorar categorías profesionales, se ve que en sectores donde las mujeres ocupan los puestos cualificados es donde menos brecha salarial hay. Incluso es negativa. Esto pasa en el sector de la construcción, no solo en España (-6,1%). En toda la UE, las mujeres cobran más que los hombres, ya que ellos ocupan masivamente trabajos de menos cualificación. Otros dos sectores que destacan por una baja brecha de género es Comunicaciones (8’6%) o en actividades financieras y seguros (13’2%). De nuevo, la igualdad salarial avanza, pero no lo suficiente.
En cuanto a la edad, los estudios indican que la media española no sigue el ritmo de la tendencia europea. En la mayoría de países, la brecha salarial se estrecha a medida que disminuye la edad de los trabajadores. Pero en España lo hace a un ritmo tan acelerado que prácticamente desaparece en los menores de 25 años. En la franja anterior, de entre 25 a 34 años, la brecha salarial por género no llega de media al 1%. Desde Funcas advierten que estos datos están condicionados por: el análisis solo se hace con empresas mayores a diez empleados (deja fuera al 40% de la población empleada) y los salarios de la juventud española son mucho menores que la media del país.
Buscando soluciones para la igualdad salarial
Pese a que los titulares de los datos nos invitan a celebrar que la igualdad salarial avanza, todavía no lo hace lo suficiente. No hay que olvidar que en medio de esta década analizada han pasado hechos claves, como el covid. La pandemia y sus efectos económicos afectaron mucho más a las mujeres, que sufrieron un porcentaje de paro mucho más alto que los hombres y sus empleos se precarizaron aún más. Por contra, acciones como la conciliación o las medidas para aumentar la transparencia (como el registro salarial obligatorio para todas las empresas) están remando a favor de la igualdad.
Pero, ¿qué se puede hacer para acelerar el fin de la brecha salarial? Las medidas deben seguir en marcha, incluso acelerándose. Estas pasan por permitir a las mujeres profesionales centrarse en su trabajo, con medidas de conciliación y corresponsabilidad. Las empresas deben establecer medidas retributivas igualitarias, tener un sistema de valoración de puestos para garantizar que no haya discriminaciones o revisar complementos salariales, entre otras. Los Planes de Igualdad, las tablas salariales, los currículos ciegos, las ofertas públicas salariales o que haya mayor igualdad en las cúpulas empresariales son otros de los pasos a dar.
No te quedes atrás, contribuye a lograr la igualdad efectiva
Formación en Igualdad Retributiva
Laura L. Ruiz, periodista experta en igualdad