Si el caso Weinstein ha visibilizado el nivel al que las mujeres enfrentan el acoso sexual en su día a día profesional, el juicio contra ‘La Manada’ ha puesto el foco sobre el funcionamiento del sistema ante quienes denuncian una agresión sexual y los presuntos autores de estos delitos. ¿Se juzga a las víctimas, más que a los culpables?, ¿se apela a su conducta como causa -y como atenuante- del delito? Y, más al fondo, ¿culpabiliza la Justicia a las mujeres que denuncian? Son cuestiones abiertas desde que la Audiencia Provincial de Pamplona, que juzga la presunta violación múltiple de una joven de 18 años en los sanfermines, aceptara como prueba un informe de la defensa de uno de los cinco acusados, que encargó un seguimiento a la víctima tras denunciar los hechos ocurridos el 7 de julio de 2016.
«Yo sí te creo»: Carta abierta a la víctima de la agresión sexual múltiple
Esta decisión de la Sección Segunda de la Audiencia desató una oleada de indignación especialmente intensa en las redes sociales. “Hermana, compañera, mujer. Yo sí te creo”. Así arrancaba uno de los mensajes de apoyo a la denunciante que, como muchos, se hizo viral. Lo compartió el escritor Roy Galán en su muro de Facebook. “¿Qué es eso de aceptar como prueba el seguimiento (…) para corroborar que no estás destrozada psíquicamente después de la agresión? Claro, es que las mujeres violadas para probar que han sido violadas han de guardar el luto de la violación. Han de ser muy víctimas y comportarse como tal”, criticaba la carta.
Mensajes como este lo repitieron miles de personas que se manifestaron en distintos puntos de España el viernes 17 de noviembre bajo el lema “La Manada somos nosotras”. El mismo mensaje llegó de colectivos, representantes políticos y profesionales de distintos campos. Esto es lo que compartía en su perfil de Twitter el periodista secuestrado en Siria Antonio Pampliega:
“¿Por qué en las agresiones machistas el foco parece estar siempre en las mujeres? Parece impensable que esto ocurra con la víctima de un atraco por no haberse resistido al ladrón?”. Era la cuestión que lanzaba a su vez Sandra Sabatés en un alegato en El Intermedio.
«¿Cerró bien las piernas?”
Incluso desde la Justicia, personalidades como el exmagistrado Baltasar Garzón calificaron de “barbaridad” la decisión del tribunal de aceptar el informe sobre la vida privada de la denunciante. “Lo que se tiene que juzgar es la agresión y el antes y el durante, no el después”, aseguró a la Cadena SER.
Y es que, decisiones como la de la Audiencia de Pamplona, ponen el foco sobre la manera en que se enjuician estos delitos. Pero esta, no es la única. “¿Cerró bien las piernas?”. La pregunta, formulada en 2016 por una jueza a una mujer que aseguró que había sufrido una violación, ilustra las razones por las que se suceden las dudas. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), por cierto, no consideró que la jueza mereciera reproche alguno. “¿Volvemos a los tiempos en los que se juzgaba la honestidad de la mujer?”, se pregunta la Coordinadora Feminista.
Víctimas y culpables
Pero la tendencia a desplazar las culpas, de los presuntos autores a la víctima, con cuestionamientos sobre si cierra las piernas, si sale más o menos o si viste de manera provocativa, no es exclusiva de la Justicia. El Ministerio de Sanidad ha tenido que retirar un cartel de la campaña Menores sin Alcohol al vincular su ingesta por parte de las jóvenes con la probabilidad de sufrir una agresión sexual. Tras el consumo “se constata un mayor número de relaciones sexuales sin protección o no consentidas”, decía el cartel, cuya publicación se achacó a un error.
Así, los frentes sobre los que actuar son muchos. “La mejor medida es la visibilización y la prevención”, opina la Coordinadora Feminista. Pero, ¿y cuándo no es suficiente? Entonces, la Justicia cobra protagonismo. En ella, colectivos como la Plataforma 7N proponen una batería de medidas, como la participación de profesionales formados en género durante los procesos. El apoyo permanente a la víctima para que no sufra secuelas y que se acorten los plazos para celebrar los juicios son otras de las propuestas. “Esto necesita un movimiento ciudadano de apoyo general, que entienda las causas y por tanto no juzgue”, considera la plataforma antes de clamar por que “la vergüenza y la culpa también cambien de bando”.