En el ámbito del empleo, las mujeres tienen mayor dificultad de acceso, de promoción y de tener las mismas condiciones de trabajo. Los datos lo evidencian: los empleos más precarios los tienen las mujeres y el paro afecta más a ellas. Asimismo, los empleos temporales, los peor remunerados, los que tienen menor valoración… recaen más en las mujeres que en los hombres. La causa de todo ello se sustenta en los roles y los estereotipos que adjudican trabajos diferentes para mujeres y para hombres con diferente valoración, prestigio y reconocimiento. Es la conocida como división sexual del trabajo.
El papel de la mujer
Tradicionalmente, a las mujeres se las ha atribuido las tareas del cuidado del hogar y de la familia, mientras que a los hombres se les ha asignado el espacio público del empleo, la economía y la política. Esa división se mantiene en la actualidad, con la diferencia, de que la ya asentada incorporación de las mujeres al empleo, no ha traído como consecuencia la de los hombres al cuidado del hogar y la familia. De ese modo, los usos del tiempo son diferentes para unas y para otros. Siendo las mujeres quienes realizan en mayor medida la doble y la triple jornada laboral, con las consecuencias que conlleva para la salud física y psicológica de las mujeres.
Un reparto equitativo de las responsabilidades de la familia y el hogar fomentaría la igualdad y repercutiría en beneficios para todas las personas. Sin embargo, esa corresponsabilidad aún no existe. Así lo sentencian los datos: El Instituto Nacional de Estadística (INE) en el estudio “La vida de las mujeres y hombres en Europa” del año 2017, indica que, de promedio, el 92% de las mujeres se ocupan en Europa del cuidado y educación de sus hijas e hijos, porcentaje que en España llega al 95% mientras que en el caso de los hombres la media europea es de un 68%, igual que el porcentaje nacional. En cuanto a las tareas domésticas, el 79% de las mujeres en la Unión Europea realizan las tareas del hogar a diario (un 84% en España), en comparación con el 34% de los hombres (un 42% en España).
Las mujeres siguen siendo las responsables del hogar
Esto apunta a que son las mujeres las que siguen cargando con el peso del hogar y la familia. Esa falta de corresponsabilidad lleva a las mujeres a que tengan que elegir entre trabajar, encargarse de las tareas domésticas y de cuidado o hacer ambas cosas a la vez. En este último caso, las mujeres tienen que acudir a trabajos a tiempo parcial, prescindir del tiempo libre, rechazar un ascenso por incompatibilidad o pedir ayuda a otras mujeres, la cadena global de cuidados.
A estas barreas se suman otras, como que aún en la actualidad se recompensa negativamente que una mujer tenga hijos porque se intuye en ella menos implicación y más ausencias, mientras que la paternidad se recompensa positivamente porque se cree que se va a implicar más y se ausentará en menor medida. Todo ello, a pesar de que los datos indican que el absentismo en mujeres y en hombres es similar, aunque por causas diferentes. Ellas se ausentan por motivos familiares, ellos por gestiones administrativas.
Ser madre, por lo tanto, es un punto de inflexión en la carrera de las mujeres por el desigual reparto de las tareas de cuidado en el hogar. La maternidad se convierte así en uno de los factores que impiden el total desarrollo laboral de las mujeres. Un estudio realizado por IESE-Ordesa asegura que el 53% de las españolas afirman que ser madre les ha impedido avanzar en su carrera laboral. Además, el 57% reconoce haber tenido que renunciar a un trabajo por ser incompatible con el cuidado de sus hijos e hijas.
El Estudio IESE-Ordesa pone de relieve que uno de los obstáculos que más denuncian los hombres y las mujeres encuestadas para poder conciliar mejor vida familiar, personal y laboral es la falta de flexibilidad en las empresas (91%), también destacan una cultura de la empresa poco sensible a la maternidad o paternidad (85%). Entre las principales demandas se encuentran la posibilidad de contar con unos horarios más racionales, mayor flexibilidad laboral y la revalorización del cuidado.
Hacia una corresponsabilidad en el hogar
La solución, por ende, pasa por la corresponsabilidad en el hogar. También a través de medidas de conciliación dirigidas tanto a mujeres como a hombres para que la conciliación sea real y no se cargue, de nuevo, a la espalda de las mujeres esta tarea en exclusiva. Flexibilidad de las horas de entrada y salida del lugar de trabajo, la semana laboral comprimida, la creación de bancos de horas para acumular horas extras, la mejora de las condiciones en las excedencias por cuidados y en los días libres por situaciones familiares, el teletrabajo y la puesta en marcha de servicios guarderías, seguros médicos, planes de pensiones… son algunos de los mecanismos que las empresas pueden incorporar para mejorar la conciliación de la vida personal, laboral y familiar.
Jéssica Murillo Ávila, periodista experta en igualdad e intervención en violencia de género