En 2020, se conmemorará el 25 aniversario de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995) y de la aprobación de la Plataforma de Acción de Beijing, que estableció el modo de eliminar las barreras de género con las que se encuentran las mujeres en todo el mundo. En este contexto, este sábado 28 de septiembre, en el espacio Medialab-Prado de Madrid, tuvo lugar el Congreso Internacional Beijing+25: logros, carencias y desafíos de la Unión Europea, promovido por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.
El fin principal de la jornada consistió en servir como foro intermedio del proceso de evaluación mundial de los avances y desafíos de la aplicación de la IV Conferencia Mundial de la Mujer (Beijing, 1995) en el periodo 2014-2019. Esta conferencia fue ratificada por todos los países del mundo, excepto EEUU, Irán, Somalia y Sudán.
ONU Mujeres presentará los resultados durante el 64º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CWS 64), en marzo de 2020, en Nueva York.
¿Qué supuso Beijing hace 25 años?
Hace 25 años, la Plataforma de Acción Beijing y la IV Conferencia de Mujeres intentaron que el mundo, a través de Naciones Unidas, se planteara el objetivo común de trabajar por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Fue un momento único en la historia porque todos los estados se reunieron con el compromiso de lograr la igualdad entre mujeres y hombres. Beijing quiso ser el impulso para introducir la perspectiva de género de modo transversal en todas áreas. Desde entonces, aún queda mucho por conseguir en materia de igualdad de género. De ahí la importancia del Congreso celebrado, ya que es necesario debatir qué se ha logrado y qué retos quedan pendientes.
Algunos retos pendientes
El evento, inaugurado por Carmen Calvo, vicepresidenta en funciones, y clausurado por Soledad Murillo, secretaria de Estado de igualdad, analizó el proceso de Beijing+25 y la Agenda 2030, así como la situación de la Unión Europea en diferentes ámbitos.
Carmen Calvo señaló que las mujeres deben “alcanzar la mitad del poder” en un momento de “políticas egoístas, retrógradas, inhumanas y sin sentido” que cuestionan la violencia de género y defienden que ya hay suficiente igualdad entre mujeres y hombres. También aseguró que en Europa se necesita “una agenda contundente de género”.
Las conclusiones apuntan a que el cambio ha sido muy lento desde Beijing y, aún, ningún país ha conseguido la igualdad en su totalidad, de ahí la necesidad de hacer avanzar las agendas de igualdad y abordar todas las leyes discriminatorias que aún existen. Se necesita un cambio estructural profundo.
No obstante, se valoró como positivo el Programa transversal de género del Consejo de Europa. En este sentido, se recordó la reciente definición que 47 países integrantes del Consejo de Europa sobre sexismo: “cualquier acto, gesto, representación visual, manifestación oral o escrita, practica o comportamiento basado en la idea de que una persona o grupo de personas es inferior a otro por razón de sexo” y sus respectivas recomendaciones.
Conclusiones en el empleo
A nivel del empleo, se presentaron los retos y nuevos desafíos en la Unión Europea. De ese modo, Helena Morais, representante del Instituto Europeo para la Igualdad de Género aseguró: “las mujeres trabajan 13 horas más que los hombres en las tareas del cuidado del hogar y de la familia”, explicando que son muchas las mujeres que no acceden al mercado laboral por este motivo o lo hacen a tiempo parcial. Sin embargo, según apunta: “el PIB sigue sin recoger esta contribución de las mujeres”. Esta falta de corresponsabilidad, tiene consecuencias en la salud física y mental de las mujeres. Viven más, pero con peor calidad de vida.
Además, las mujeres siguen teniendo más dificultades que los hombres no solo en el acceso en el empleo. También en la permanencia, en las condiciones de empleo y en el ascenso en el mismo. De hecho, la mayoría de los empleos precarios están protagonizados por ellas.
Tampoco ha habido, sobre todo desde 2013, una mejora en la brecha salarial. Para Isabel Caño, vicepresidenta del Comité Económico y Social Europeo: “las brechas tienen nombre de mujer”. Sobre esto mismo, Judith Carreras, que representó a la Organización Internacional del Trabajo, reconoció que “la brecha salarial es solo la punta del iceberg” y afirmó: “en la brecha salarial opera un factor clave que es la discriminación. Entender eso es esencial para proponer medidas concretas porque las políticas públicas con elementos de conciliación y corresponsabilidad marcan la diferencia”.
También se recalcó que la igualdad de oportunidades en las empresas y las legislaciones al respecto son fundamentales. Asimismo, se puso el acento en el techo y las paredes de cristal. Francisca Guisado avisó: “al ritmo actual, se tardarán 107 años en romper el techo de cristal en la toma de decisiones”. Y continuó: “no basta con la presencia cuantitativa de las mujeres, también que se oiga su voz” y se facilite su presencia.
Además, se visibilizó la problemática del acoso laboral. Todo ello “impide el desarrollo profesional de las mujeres” sentenciaron.
Jéssica Murillo, periodista experta en igualdad e intervención en violencia de género