Ayer fue un día de lecturas interesantes en prensa sobre igualdad y conciliación. Destaco dos artículos, uno en El País y otro en el Diario Vasco, en principio poco polémicos, pero que terminaron desatando conversaciones entre lectores con comentarios enfrentados.
En uno de ellos, titulado «En casa con los hijos por decreto» (mal titular, a mi parecer), la profesora sueca Anita Nyberg, experta en conciliación laboral y personal, defiende el permiso parental obligatorio, que en su país es de dos meses y en Islandia, de tres. Recordamos que en España este permiso sólo alcanza los 15 días y desde hace menos de 4 años, después de que el gobierno decidiera no ampliarlo a un mes el 1 de enero de 2011 como había prometido con la excusa de no aumentar el gasto público. La propuesta es, pues, permisos independientes para padres y madres que no pueden transferirse y luego un período adicional de tiempo para cuidar de los hij@s de libre elección entre los progenitores. Un sistema que pretende fomentar la corresponsabilidad en las tareas del hogar y del cuidado.
Pues bien, uno de los comentarios, que parece escrito por una mujer que no se identifica, rechaza esta idea de que el padre pueda quedarse en casa para cuidar a tiempo completo de su criatura «porque no están capacitados». ¿Podríamos llamar a esto maternidad fundamentalista?
«La gran mayoría de los padres no están tan capacitados como las madres, igual que la gran mayoría de las mujeres no tienen la fuerza física de los hombres. Es la función de las hormonas femeninas, las mujeres tienen la capacidad de mantener la atención en el hijo, aunque es duro, las 24 horas, los hombres no. Para estar un par de horas con el hijo sirve cualquiera […]»
A favor (6) En contra (33)
Afortunadamente, los lectores la «premiaron» con bastantes más votos en contra que a favor (aunque seis visiones similares ya me parecen demasiadas) y con más votos a favor que en contra a la contraparte que le respondía, identificada como «Su»:
«[…] Mi marido está tan capacitado como yo, sino más, para ejercer de padre de un hijo, tenga la edad que tenga. Ninguno de los dos tiene por qué renunciar a su profesión ni a la crianza del bebé. No me considero mejor o más capacitada para esto por ser mujer, lo he dicho antes. Y es más, creo que ninguna mujer debería hacerlo. Debemos aprender a delegar y a confiar en nuestras parejas. Con pensamientos como los vuestros no se evoluciona».
A favor (33) En contra (3)
En segundo artículo que me llamó la atención es el de Ignacio Cembrero en El País, titulado «Las mujeres tunecinas han tenido un papel clave en la lucha contra Ben Ali». Pues parece ser que poner el foco en el papel de las mujeres en la lucha por la democracia ha molestado bastante. Algunos incluso se dedicaron a contar las caras femeninas en las imágenes que veían por la tele para concluir que eran pocas. Quizá el periodista no destacara este punto en una manifestación popular en Noruega, pongamos por caso, pero le ha parecido relevante trasmitir a los lectores de habla hispana que la actitud de muchas mujeres del Magreb no se corresponde con la imagen de sumisión instalada en el imaginario colectivo. Como muestra, dos comentarios:
- 14 Chincheta – 18-01-2011 – 08:31:49h No si al final va a resultar que la guerra mundial también se la guisaron y se la comieron ellas… ¿Qué es esto? Una nueva paja mental del colectivo Pajín? Es para troncharse.
- 2 Laylah – 18-01-2011 – 06:31:13h Bravas tunecinas. Él periodista reconoce el legado del gran Habib Bourguiba, «Moisés tunecino,» quien dio a la mujer un estatuto insólito en el mundo islámico, concediéndole el voto y la igualdad laboral y educacional, prohibiendo la poligamia, permitiendo aborto y divorcio. Nunca mejor dicho: «Cherchez la femme!» La redención social del mundo islámico pasa por la promoción femenina[…]
En otro post publicado este verano ya hablé de las reacciones furibundas que suelen despertar las noticias que hablan de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres y cualquiera que demuestre un enfoque de género. Parece que seguimos por la misma senda…
¿Cómo lo veis vosotr@s?