En el último año, se ha popularizado en los medios de comunicación y cada vez se expande más en el vocabulario cotidiano la expresión «micromachismos». En cierta manera, es una de esas verdades incómodas porque es fácil -o habitual- caer en ellos, provocarlos o ser víctima de ellos sin ser conscientes. Por eso es importante identificarlos.
¿De dónde surge el término micromachismo?
El término «micromachismo» comenzó a usarlo un psicoterapeuta en 1991 para dar nombre a «pequeñas tiranías» o «violencia blanda». Es decir, machismo aplicado en pequeñas dosis en situaciones cotidianas.
Su gran popularidad viene de que hace un año el periódico digital eldiario.es abrió una sección con este nombre donde invitaban a los lectores a enviar situaciones de micromachismos. Por ejemplo, los silbidos de un grupo de albañiles a una mujer que pasa por la calle o una pareja -hombre y mujer- que piden un zumo y una cerveza en un bar, y el personal sirve la bebida alcohólica, sin preguntar, automáticamente al hombre.
Según el estudio Micromachismos: la violencia invisible en la pareja de Luis Bonino Méndez, identifica cuatro cuadros en los que se aplicaría esta violencia cotidiana del hombre sobre la mujer:
-Imponer y mantener el dominio y una supuesta superioridad sobre la mujer.
-Reafirmar o recuperar este dominio ante la mujer que se «rebela» de «su» lugar en el vínculo.
-Resistirse al aumento de poder personal o interpersonal de la mujer con la que se vincula o aprovecharse de dichos poderes.
-Aprovecharse del «trabajo cuidador» de la mujer.
Hay muchas maneras en las que, en la práctica, pueden manifestarse los micromachismos: tomar decisiones que afectan a la otra persona sin consultarla, insistencia abusiva, control del dinero, no participar en las tareas domésticas o presumir de que se le «ayuda» a la mujer, comentarios de descalificación o paternalismo.
Desde luego, muchos políticos, como funcionarios y ejemplo que deberían ser para el resto de los ciudadanos, han demostrado con sus palabras su desprecio hacia la mujer con comentarios como: «Lo único interesante que esa señora exhibió fue su escote» (Manuel Fraga), «El regadío hay que utilizarlo como a las mujeres, con mucho cuidado, que le pueden perder a uno» (Miguel Arias Cañete) o «Cada vez que veo esa cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a decir» (Javier León de la Riva).
A continuación dejamos un vídeo elaborado por eldiario.es muy ilustrativo sobre situaciones cotidianas de micromachismos. ¿Te ves reflejada en alguna e ellas? ¿Te lo habías planteado como una forma de acoso?
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