La importancia de las mujeres en la población mundial

La importancia de las mujeres en la población mundial
12 julio 2021 Laura L. Ruiz

El Día Internacional de la Población pone el foco en la importancia de las mujeres en la población mundial, en los retos que ha supuesto para la igualdad el control de natalidad, los derechos reproductivos, los cuidados en los países envejecidos y el empobrecimiento de las mujeres como fenómeno global.

Sobrepoblación y los retos climáticos

En 1989 se empezó a celebrar el Día Internacional de la Población, justo cuando se superó la cifra de cinco millones de personas en el mundo. Aunque pudiera parecer un tema más demográfico, lo cierto es que afecta a cada persona de una manera individual y colectiva. La sobrepoblación, la falta de distribución de los recursos y los riesgos del cambio climático hacen que detectar a la población más vulnerable sea vital. Actualmente existen 7.684 millones habitantes de todo el mundo y se espera que para el 2030 sobrepase la cifra de los 8.600 millones.

Desde la ONU se da una importancia alta al afecto que tiene en la igualdad las políticas poblacionales, los cambios demográficos y los nuevos retos para las mujeres a nivel mundial. Buena cuenta de ello lo da el Consejo de Administración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, cuyo primordial objetivo es crear conciencia en relación a todas las problemáticas que en la actualidad afectan a la población del mundo, sobre todo en asuntos relacionados con el crecimiento y desarrollo de los pueblos.

Derechos reproductivos, más allá de un derecho individual

Desde mitad del siglo XX, se ha defendido el derecho de cualquier individuo a vivir de la manera que le hacía feliz. La Declaración de los Derechos Humanos habla de ello y de que cualquiera puede decidir tener hijos o no. Por eso, la llegada de los métodos anticonceptivos modernos y, sobre todo, ponerlos a disposición de las mujeres, ha supuesto un cambio global. No solamente ha hecho que de forma individual se escoja, si no que ha servido para no agravar la pobreza, mejorar la salud de las mujeres, disminuir la mortalidad materna e infantil, además de mejorar las condiciones de vida de los menores. Aún así, sigue habiendo una brecha entre quienes pueden disponer de ellos y quienes no. 

La ONU calcula que 214 millones de mujeres quieren evitar embarazos, pero no usan métodos anticonceptivos. Cada año mueren más de 800 mujeres durante el embarazo por causas prevenibles. “Mientras que en 1976 solo 100 gobiernos proporcionaban servicios de planificación familiar, en la actualidad solo el 6% de los gobiernos del mundo reconocen no hacerlo… Eso en la teoría, porque la realidad es peor: el acceso a métodos anticonceptivos depende, entre otras cosas, del entorno familiar, de la comunidad en la que se vive y de las instituciones. Demasiado frecuentemente las familias, la sociedad y el Estado siguen considerando que las mujeres no pueden decidir por sí mismas”, asegura aquí Isabel Serrano Suñer, ginecóloga de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE).

Tendencias mundiales, colapso global

Esta inaccesibilidad a métodos anticonceptivos afecta sobre todo a los países más pobres, precisamente donde mayor sobrepoblación hay y donde peores son las condiciones de vida de las mujeres. Es el caso de India, que se encuentra justo detrás de China en población, con 1.390 millones de personas habitándola. Juntos, estos dos países, tienen el 61% de toda la población del continente asiático y representan el 37% de la humanidad. La consecuencia y efecto es que la edad media de la población india es de 28 años (40 años en Europa) y su crecimiento se apoya en la temprana edad en la que las mujeres empiezan a tener hijos. Pobreza y falta de recursos, se dan la mano. 

India también sirve de ejemplo para visualizar una tendencia mundial: el éxodo del campo a la ciudad. La sobrepoblación es más aún en las ciudades, donde se calcula que para 2050 viva el 66% de la población mundial. Esto generará bolsas grandes de pobreza, dependientes totalmente de la economía urbana y con una efecto en la desigualdad aplastante. Afectará al desarrollo económico, al empleo, a la distribución de la renta, a la pobreza y a las protecciones sociales. Asimismo, repercutirá en los esfuerzos por garantizar el acceso universal a la atención médica, la educación, la vivienda, el saneamiento, el agua, los alimentos y la energía. 

Pobreza y envejecimiento

Si por un lado la falta de control de la natalidad lastra aún más la vida de las mujeres en los países pobres, también lo hace el envejecimiento. Si a comienzos de la década de 1970, las mujeres tenían una media de 4,5 hijos cada una; en 2015, la fecundidad total mundial había caído hasta unos 2,5 hijos por mujer. Mientras tanto, la vida media de una persona ha aumentado de 64,6 años en 1990 hasta 72,6 años en 2019. Esta tendencia generalizada traerá como consecuencia un envejecimiento de la población adulta y que tendrá un impacto negativo en la economía, los sistemas de salud y de asistencia social de manera globalizada.

Los cuidados, una vez más, serán el gran lastre de las mujeres de cara al mercado laboral. La falta de conciliación, de oportunidades, el techo de cristal y la brecha salarial hacen que pese a que el control natal empuje sus vidas, cada vez son más las mujeres que paran su carrera por motivos familiares. Frente a esto, solo caben las políticas públicas que propongan soluciones para compensar el envejecimiento con nuevos nacimientos, las aportaciones que garanticen pensiones, el sistema sanitario y la Educación. Todo ello a largo plazo. 

La pandemia, el efecto en las mujeres

El pasado año, la celebración del Día Internacional de la Población evidenció los efectos de la pandemia a nivel de igualdad. De hecho tuvo el lema ‘Poniendo fin al COVID-19: cómo salvaguardar la salud y los derechos de las mujeres y las niñas‘. Aunque poco más del 50% de la población son mujeres, el porcentaje es mucho más alto cuando hablamos de su impacto. Empezando por que son muchas más las mujeres dedicadas profesionalmente al sector de la salud, al de los cuidados, la limpieza o el de la atención a mayores y dependientes

Lo mismo ha ocurrido con las mujeres con hijos, que se han tenido que encargar mayormente de ellos combinando el teletrabajo, pidiendo la reducción de jornada e incluso abandonando sus puestos de trabajo. Además, a nivel global se ha paralizado el acceso y la sensibilización en temas como los anticonceptivos, la medicina preventiva, la violencia machista o la mutilación femenina, entre otros. Muchos frentes abiertos en una carrera por la igualdad que ya iba demasiado lenta y que la crisis por Covid-19 no ha hecho más que empeorar. 

 


Laura L. Ruiz, periodista especializada en igualdad

0 Comentarios

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*