Mucho se ha hablado y se hablará de la discriminación salarial entre mujeres y hombres, y mucho cuesta comprender porque ocurre así cuando no está permitido establecer salarios diferentes para un mismo puesto de trabajo en función de si es ocupado por un hombre o por una mujer.
Los salarios, entre otras normas y acuerdos, están determinados en las tablas salariales de los convenios colectivos en los que se establece el salario base y los incentivos que corresponden a cada puesto. Los convenios colectivos una vez firmados por las dos partes negociadoras —empresarial y social— deben de presentarse a la Autoridad Laboral, donde con anterioridad a su registro y publicación, revisan el contenido. Cualquier convenio colectivo que establezca salarios diferenciados para hombres y mujeres es rechazado, no se registra (discriminación directa).
Folleto de Exposición sobre la brecha salarial, Instituto de la Mujer Asturias
Entonces, ¿por qué hablamos de discriminación salarial?
Pues porque existe discriminación salarial indirecta, aquellas normas, decisiones y comportamientos que a simple vista no vulneran la ley, pero que crean desigualdades retributivas entre mujeres y hombres:
- Las habilidades o capacidades de los hombres han tenido más reconocimiento que las propias de mujeres y han sido premiadas económicamente (pluses). Ejemplo: fuerza física/fuerza emocional.
- Existe segregación horizontal en el mercado de trabajo. Los hombres mayoritariamente ocupan puestos de trabajo de mayor prestigio social y mejor retribuidos que las mujeres. Ejemplo: médico/enfermera, profesora/ingeniero.
- La doble jornada laboral que realizan las mujeres, dentro y fuera del hogar, las obliga muchas ocasiones a aceptar contratos a tiempo parcial.
- Los derechos relacionados con el cuidado de la prole no son iguales para ambos progenitores y las mujeres ejercen mayoritariamente éstos con consecuencias negativas sobre su salario y promoción profesional. El 94,50% de las personas que solicitaron reducción de jornada en el año 2013 fueron mujeres con una pérdida salarial que puede alcanzar el 50%.
- Las mujeres han llegado más tarde que los hombres a determinados sectores de actividad y puestos de trabajo con dos consecuencias; cobran menos por el plus de antigüedad —cuando existe— y no han acumulado vida profesional suficiente para alcanzar los puestos más altos de la escala jerárquica.
Estos son sólo algunos ejemplos, hay más circunstancias que determinan la brecha salarial, que siempre puede corregirse aplicando un Plan de Igualdad.
Y en tú empresa ¿cobráis todas y todos lo mismo?¿ocupáis los mismos puestos de trabajo? Tu jefe ¿es hombre o mujer?
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1 Comentario
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Discrepo absolutamente. No se puede hablar de discriminación cuando de lo que hablamos es de consecuencias de las propias elecciones vo-lun-ta-rias. Los salarios no los rige el reconocimiento de una habilidad sino la mano de obra disponible. A mayor mano de obra disponible, menor salario. Por tanto, se pagarán mejores salarios en aquellos trabajos que nadie quiere hacer. Por ejemplo, los trabajos que exigen fuerza física. Porque resulta mucho más atractivo atender al público en una oficina calentita que poner asfalto a 45ºC. Segundo: la segregación horizontal responde a las elecciones voluntarias de las personas y solo esas personas son responsables. Si las mujeres prefieren ser enfermeras que médicos, es su elección. La doble jornada no obliga a coger jornadas reducidas. Son las jornadas reducidas las que resultan en una doble jornada. El tiempo que no trabaja en su puesto de trabajo debe dedicarlo al trabajo en el hogar. Sería injusto que si ella trabaja 4 horas fuera de casa y su esposo 8, él tenga que hacer el mismo trabajo doméstico que ella. Los derechos respecto al cuidado de la prole son idénticos en todo puesto que tanto la baja maternal como la reducción de jornada están al alcance de padre y madre. Si las mujeres cogen la práctica totalidad de jornadas reducidas es porque así lo eligen. En resumen, la brecha salarial no es ni discriminatoria ni indicador de desigualdad, sino que responde al resultado de las elecciones voluntarias de las mujeres. No tienen más que tomar las decisiones de otra forma para que dicha brecha se estreche.