¡Pum!, el disparo de salida ya ha sonado. Tenemos en nuestras manos un año nuevo a estrenar con nuestra agenda llena de propósitos por cumplir. Algunos de ellos son comunes a una amplia mayoría de la población, hombres y mujeres: comer más sano, dejar de fumar, hacer ejercicio, etc. Lo que no es tan frecuente, es la determinación de «no adueñarse del bien ajeno», porque, en principio, nadie nos reconocemos en esta actitud.
El código penal, por citar una norma «ilustre» y conocida, habla de «apropiación indebida», «hurtar» o «robar», pero siempre refiriéndose a objetos materiales, corpóreos, que se pueden asir, toma o coger —con o sin fuerza—, y que además tienen una valoración económica directa (un coche, un móvil, un ordenador, etc.). Pero ¿qué ocurre con los tiempos y los espacios? Los que no son nuestros, pero de los que nos servimos en nuestro propio beneficio e interés. Parece que nada, ni el código penal ni ninguna otra norma lo menciona.
El Instituto de la Mujer informa de que, en el año 2013 eran mujeres el 97,79% de las personas con trabajo a tiempo parcial por tener que atender al cuidado de menores, personas enfermadas, con incapacidad o mayores (sólo el 2,21% hombres). También eran mujeres el 94,50% de las personas que solicitaron una excedencia por cuidado de menores (sólo el 5,5% hombres), y en el periodo de tiempo 2009-2010, las mujeres dedicaron más del doble de tiempo que sus compañeros al cuidado de la familia y el hogar. Estos datos indican que aunque al inicio del año todos y todas atesoramos el mismo bien —24 horas al día, 365 días al año—, finalmente y en la práctica, las mujeres disponen de menos tiempo libre que sus compañeros. Es decir, su tiempo para dedicarlo a formación, practicar deporte o relacionarse socialmente es menor. También es cierto que cuando las tareas de trabajo son externalizadas —realizadas por personal contratado— tienen un valor económico concreto que es medible temporalmente; el salario mínimo interprofesional marcado por el gobierno para el año 2015, y para «los empleados del hogar», es de 5,08 euros por hora. Este valor se pierde cuando el trabajo es realizado por algún miembro de la familia, generalmente las mujeres.
Las preguntas surgen de inmediato y a borbotones: ¿por qué ceden las mujeres su tiempo y espacios?, ¿lo hacen libremente?, ¿no se estará apropiando alguien de un tiempo que pertenece a otra persona? Quizás podríamos incluir entre los nuevos propósitos para este año el de la corresponsabilidad; es decir ocupar o reivindicar los tiempos y espacios que nos son propios, según corresponda. Es una idea …